
Al ingresar en la suite 707 con vista al mar de Fasano Rio de Janeiro es muy fácil perder la noción del tiempo: los 150 metros cuadrados de la habitación miran al posto 8 de la playa Ipanema. Desde la cama se ve el azul brillante del mar. A la izquierda, Arpoador. A la derecha, el Cerro Dois Irmãos, donde caerá el sol por la tarde y subirá la bruma del mar que convertirá la vista en una postal de Río. Por dentro, este espacio impoluto combina marrones y blancos a través de mármoles, muebles de cuero, formas ovaladas y mesas de maderas robustas de jacaranda, peroba e imbuia. Es un ambiente sereno, cómodo, sensual y hasta con humor, pero al mismo tiempo sofisticado y contemporáneo; reflejo de una actitud y un estilo de vida relajado, típicamente brasileño. Resulta imposible no preguntarse quién reunió tanto buen gusto en un solo lugar, para crear el mejor hotel en Río de Janeiro.



Arte frente al mar
La arquitectura de Fasano Rio de Janeiro es una interpretación, o una gran interpretación, del arte carioca de los años 50 y 60 en la ciudad. Esos años se respiraba bossa nova y talentosos artistas erigían los edificios, diseñaban muebles y llenaban de curvas la ciudad.
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Las dos décadas después del final de la Segunda Guerra Mundial y el comienzo de la dictadura militar fueron una época de liberación creativa en Brasil. Los europeos que huyeron hacia el país crearon y se beneficiaron de un clima único de esperanza, experimentación y crecimiento económico. Artistas como Tarsila do Amaral y Cândido Portinari, diseñadores de muebles como Joaquim Tenreiro y Martin Eisler, paisajistas como Roberto Burle Marx y Mina Klabin y, por supuesto, arquitectos como Sergio Rodrigues, Rogério Duarte, Lina Bo Bardi y Oscar Niemeyer se convirtieron en los principales protagonistas de una cultura del diseño singularmente brasileña.

Rogerio Fasano, de la familia hospitalaria italo-brasileña, quiso rememorar esa etapa para la construcción de su hotel de Ipanema y eligió a Philip Stark -a quién, si no- para llevar a cabo el diseño del hotel más distinguido de Río. El libro de Fasano cuenta que cuando Rogerio viajó a Londres para encargarle a Stark esta obra, el arquitecto descorchó un vino y dijo “hagámoslo”, sin pestañear.
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Fasano Río intenta capturar y plasmar toda esa vibra de los años 50 y 60 en este diseño maravilloso que hoy mira a la playa de Ipanema. La fachada del hotel, de estilo industrial, puede pasar desapercibida frente a la calle principal de Ipanema, no así su glorioso rooftop con pileta infinita, vistas panorámicas de la ciudad y diseño impecable.



Fasano Río cuenta con 89 habitaciones divididas en 8 pisos, diseñadas con esa mezcla de formas, texturas y naturaleza que caracterizan a Stark. En el lobby, una inmensa barra de atención personalizada, un área de gimnasio, sala de reuniones y Gero, un restaurante de cocina italiana con una extensa carta de vinos de las mejores bodegas del mundo: Bordeaux, Piamonte y Mendoza para mencionar algunas de las regiones presentes. También se ofrece servicio de cocina y coctelería en su rooftop y servicio de playa que incluye desde sillas y refrescos hasta detalles como paletas y pelotas sesenteras para disfrutar el día de playa.
