
Mendoza, tierra de contrastes y encantos, es sin dudas uno de los destinos más fascinantes de Argentina. Esta provincia, ubicada al pie de la majestuosa Cordillera de los Andes, cautiva con su impresionante naturaleza, su riqueza cultural y, por supuesto, su renombrada tradición vitivinícola. Un itinerario de 4 días en Mendoza promete una experiencia inolvidable, donde se combinan aventuras al aire libre, gastronomía exquisita y los mejores vinos del país.
La ciudad capital, con su arquitectura colonial y ambiente apacible, es el punto de partida perfecto para sumergirse en el encanto de esta región. Desde allí, se abren innumerables oportunidades para explorar las reliquias naturales que rodean a Mendoza.
Día 1: Descubre la ciudad de Mendoza
Lo aconsejable es comenzar el itinerario dedicando el primer día a recorrer la ciudad capital de Mendoza, un lugar conocido por su arquitectura colonial y ambiente sereno. Se recomienda comenzar con una visita a la Plaza Independencia, un espacio central que refleja la historia y cultura local. El Museo Municipal de Arte Moderno ofrece una muestra de arte contemporáneo que vale la pena recorrer.
Para quienes disfrutan de las compras, la Peatonal Sarmiento ofrece una variedad de tiendas y cafés. La gastronomía local es imperdible, con opciones como las empanadas mendocinas y el asado, siempre acompañados de un vino malbec, característico de la región.
Día 2: Conoce la alta montaña
El segundo día es ideal para dedicarlo a una excursión a la alta montaña, actividad imprescindible en Mendoza. A pocos kilómetros de la ciudad, se encuentran paisajes montañosos que ofrecen oportunidades para trekking, mountain bike y contemplación de la naturaleza. El Aconcagua, con sus 6.962 metros de altura, es una parada obligada y ofrece vistas que impresionan.
La excursión puede incluir una visita a Potrerillos, conocido por su lago y hermosos paisajes. Uspallata, con el Cerro Siete Colores, y el Puente del Inca, son otros puntos destacados. Cada uno de estos lugares tiene su historia y belleza única que merece ser explorada. En cualquier caso, asegúrate de averiguar las mejores formas de llegar o incluso de contratar excursiones guiadas.

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Día 3: Relájate en las Termas de Cacheuta
Para el tercer día, las Termas de Cacheuta ofrecen un lugar perfecto para relajarse y recargar energías. Ubicadas a 38 kilómetros de la ciudad, estas termas poseen aguas con propiedades curativas.
Además del beneficio de las aguas, se pueden realizar actividades al aire libre como caminatas y cabalgatas, todo en un entorno natural impresionante. Es una oportunidad para desconectar del estrés y disfrutar de un día de bienestar.
Día 4: Recorre bodegas y disfruta de una cata de vinos
El cuarto día se dedica a uno de los mayores atractivos de Mendoza: sus bodegas y viñedos. La región, famosa por su malbec, ofrece tours que incluyen degustaciones y recorridos por los viñedos. Santa Julia y Zuccardi son bodegas cercanas a la ciudad que cuentan con restaurantes.
La Bodega La Rural de Rutini, Trivento y Trapiche en Maipú son otras opciones recomendadas. Cada visita permite conocer el proceso de elaboración del vino y disfrutar de catas que despiertan todos los sentidos.

Actividad Extra: Reserva natural Villavicencio
Para quienes dispongan de tiempo adicional, la Reserva Natural Villavicencio es una excelente opción. Situada al norte de Mendoza, este paseo ofrece algunas de las vistas panorámicas más impresionantes de la región.
El recorrido comienza en la ciudad y sigue la Ruta Sanmartiniana, pasando por el monumento de Canota, donde se conmemora una parte importante de la historia del Ejército de los Andes. Este destino menos concurrido ofrece una experiencia única para los amantes de la historia.
¿Cuál es la mejor época del año para disfrutar al máximo de Mendoza?
Mendoza se presenta como un destino atractivo durante todo el año, pero la primavera y el otoño destacan como las mejores estaciones para visitarla. En estos meses, el clima templado y agradable favorece las actividades al aire libre y permite apreciar los paisajes en todo su esplendor.
La primavera transforma los viñedos, llenándolos de color y vitalidad, creando un ambiente perfecto para recorridos y degustaciones. Por otro lado, el otoño ofrece un espectáculo visual con los tonos dorados de las hojas de los árboles, añadiendo un encanto especial al lugar.
El invierno también tiene su atractivo, especialmente para los aficionados a los deportes de nieve. Las altas montañas de Mendoza, cubiertas de nieve, brindan oportunidades para esquiar y practicar otras actividades invernales.