Casas de piedra revestidas en yeso. Callejones estrechos con terrazas cubiertas de vides. Mesas repletas de platos fieles a su terruño: aceitunas, tomate, vino y queso blanco. Calas de agua turquesa que se abren paso en un mar azul intenso. Estas son escenas comunes en muchas de las islas griegas y, ciertamente, también en el archipiélago de las Cícladas: lo mismo en Íos que en Santorini, en Paros que en Milo.
Engañosamente parecidas, las islas en este archipiélago no son todas iguales. Como agua y aceite, Miconos y Folégandros dan cuenta de los contrastes. La primera: un destino de fama consumada que presume diseño exquisito y fiestas que tiran la casa por la ventana. La segunda: una isla de encantos discretos y parajes silenciosos que no echa en falta aeropuertos, excesos ni tumulto.
De la mano de hoteles boutique tan fotogénicos como acogedores, este par de islas griegas se luce en grande. En Miconos, Kalesma prueba que no hace falta trasnochar para inmiscuirse en el hedonismo insular. En Folegandros, Gundari se vale de baños de nubes y silencios prolongados para probar que los placeres más simples pueden ser también los más grandes.


Miconos: la isla griega de atractivos inagotables
Miconos es la segunda isla griega más visitada en las Cícladas. El destino está solo detrás de Santorini, famosa por sus cúpulas azules que tapizan lo mismo tiendas de suvenires que cuentas de Instagram. Clubes de playa donde ser visto y discotecas que entrado el verano no descansan son el estandarte del lugar. A la lista se suman yates que persiguen atardeceres y molinos centenarios que justifican el sobrenombre de «la isla de los vientos».
El Miconos que entretiene a los pasajeros de crucero y que mantiene en trance a los amantes de la fiesta es el más conocido, pero no es el único. Además de hacerse fama como la Capri griega o la Ibiza griega, Miconos resguarda restaurantes familiares que saben a gloria, playas que se conforman con el paisaje sonoro natural y bares gay que recuerdan que este rincón en el Egeo abrazó a la comunidad antes que esa fuera la norma.
En las islas griegas las capitales compartan nombre con sus islas y los locales se refieran a ellas como jora. En Miconos, alejarse un par de cuadras del paseo marítimo de la jora basta para encontrar joyas literales y figuradas. Para comer, el pequeño To Maereio ofrece platos para compartir y guisos caseros exquisitos. Cerca, la única sucursal insular de Minas presume joyería artesanal diseñada en cera.


Kalesma Mykonos: la cara sibarita de la juerga
Con 48 opciones de hospedaje que incluyen habitaciones estándar, suites y villas, este hotel con una llave Michelin prueba que se puede tener lo mejor de dos mundos en un solo lugar. Kalesma Mykonos es la consumación de un sueño ambicioso, incubado por un equipo griego, con el objetivo de compartir la hospitalidad y las tradiciones locales. Todo, desde la cocina del restaurante Pere Ubu hasta los tratamientos de spa, con un nivel de detalle tan cuidado como cercano.
Ideado por Aby Saltiel y los despachos K-Studio y Studio Bonarchi, el proyecto honra las técnicas de construcción y la hechura artesanal de las Cícladas sin sacrificar el menor de los lujos. Kalesma está ubicado en una colina con vistas a la bahía de Ornos, lo suficientemente cerca de playas codiciadas y del bullicio de la jora para visitar sin pesares y lo suficientemente lejos para disfrutar del Egeo con una calma y privacidad extrañas en Miconos.

Paredes revestidas a mano que huyen de los ángulos rectos, juegos de luces y sombras pensados como obras de arte, aceite de oliva hecho con cosecha de la casa y tejidos artesanos que mantienen tradiciones amenazadas dan cuenta del orgullo miconiano del hotel. A estos detalles se suman prácticas sostenibles como paneles solares, restricción de plásticos de un solo uso y artículos de tocador locales elaborados con productos naturales orgánicos.
Kalesma Mykonos abrió sus puertas en mayo de 2021. En junio de 2025, fiel a sus principios de presumir materiales insulares y muebles elaborados por encargo, el hotel inauguró una nueva fase con otra piscina y un segundo restaurante. En términos de experiencias, la oferta del hotel incluye tratamientos de spa, catas de vino griego, clases de cocina regional y talleres de tejido liderados por la diseñadora griega Faye Chatzi.
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Folégandros: el secreto reservado de las Cícladas
A diferencia de Santorini, desde donde sale el ferry que conecta a esta isla con el mundo, Folégandros apenas recibe turistas. Desprovisto de aeropuertos comerciales y puertos capaces de recibir cruceros grandes, este destino se conserva como una de las islas griegas más sosegadas y auténticas. Eso sí, parte del encanto rústico incluye caminos de terracería, acceso limitado a caprichos repentinos y una población reducida.
Con tres aldeas y una que otra granja, Folégandros sorprende a las visitas con atractivos culturales. La jora, acostumbrada a ocupar el primer puesto en las listas de los pueblos más bonitos del Egeo, cobija restaurantes con vista al mar y edificios con 500 años de historia como el Castro. Cerca de los bares y tiendas del centro se encuentra la iglesia de Panagia, la postal icónica de Folégandros y uno de sus miradores más entrañables.
En términos de naturaleza, este lugar las mata callando. Una red de senderos rurales, playas nudistas y cuevas a las que se accede en barco son algunos atractivos de la isla. Con una geografía protagonizada por acantilados dramáticos, Folégandros es un sitio importante para la observación de aves. Aquí se pueden ver especies como abubillas, perdices chucar, águilas perdiceras y halcones de Eleonora, estas últimas amenazadas a nivel local.


Gundari Resort: santuario de contemplación en el Egeo
Inaugurado en 2024, Gundari se presenta como una de las contadas opciones de hospedaje cinco estrellas en la isla de Folégandros. Custodiado por barrancos imponentes, parajes rurales y el azul intenso del mar Egeo, este hotel opta por un diseño térreo capaz de perderse en el entorno. ¡Tiene sentido! En palabras de Ricardo Larriera, fundador del hotel, «lo que llama la atención de Folégandros es su naturaleza salvaje y sus aires de serenidad«.
Folégandros, ya de por sí, se antoja como un destino remoto. Gracias a su ubicación en la costa sur de la isla, accesible solamente por caminos de terracería, Gundari es una invitación a una realidad en la que el tiempo no sabe de prisas y el canto de los pájaros no compite con ruidos introducidos. Aquí, caminos apenas transitados y atardeceres dignos de postal conviven con cenas al fresco y una piscina infinita que se funde con el mar.

En un terreno de 32 hectáreas, en el que son más comunes los encuentros con liebres que con otras personas, Gundari ofrece 27 opciones de hospedaje que incluyen suites y villas de lujo. El diseño, a cargo del estudio ateniense Block722, prioriza el uso de materiales locales y prácticas sostenibles. Paisajismo con plantas autóctonas, arquitectura bioclimática y certificación Earthcheck son algunos ejemplos de compromiso ambiental.
Más que las habitaciones, en especial las estándares que son relativamente pequeñas, el atractivo de Gundari está en el entorno y las áreas comunes. Los tratamientos de spa con vistas inmejorables y el restaurante Orizon, al mando del chef con estrella Michelin Lefteris Lazarou, son el complemento soñado para los placeres simples que llegan con la calma, los baños de nubes y los cielos estrelladas libres de contaminación lumínica.
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Guía práctica para viajar a las islas griegas
¿Cómo llegar a Miconos y Folégandros?
Algunas islas griegas en el archipiélago de las Cícladas tienen aeropuertos que, en temporada de verano, cuentan con vuelos directos a varias ciudades de Europa y Oriente Medio. Junto con Santorini, Miconos es una de estas islas. Folégandros, en cambio, no cuenta con aeropuerto. Para llegar hace falta tomar un ferry desde Santorini, Atenas u otra isla.
Varias compañías ofrecen servicio de ferry que conecta a las diferentes islas griegas. Históricamente, esta es la forma de moverse entre las Cícladas. Para ahorrar tiempo y aprovechar un viajes que ofrecen vistas memorables, Hoper ofrece vuelos en helicóptero. Nacida en 2024, esta compañía pionera se posiciona como la primera aerolínea de helicópteros en Grecia.
¿Cuándo visitar las Cícladas?
Las islas griegas tienen temporadas turísticas clarísimamente marcadas. Como regla general, la temporada inicia en mayo y termina en octubre. Muchos de los negocios y un porcentaje importante de la población en cada isla son estacionales. Considerados temporada baja, mayo y octubre ofrecen la posibilidad de visitar con menos gente y más descuentos.
Columnista
Marck Gutt es escritor, fotógrafo profesional y partidario devoto del turismo sostenible. Dirige el blog Don Viajes, colabora en programas de radio y publica en medios como El Financiero y Esquire. Las montañas son su lugar feliz y el pan dulce es su primer amor. Encuéntralo en Instagram como don.viajes