Momiji, un speakeasy de ramen, street food japonés y antojos internacionales
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Lejos, muy lejos, de la Roma-Condesa y la Juárez —las colonias en las que abundan los restaurantes (de todo tipo) en la Ciudad de México—, en la zona residencial de Lomas de Chapultepec está Momiji, un speakeasy de ramen, que en realidad ofrece mucho más en cuanto a gastronomía. 

Este restaurante secreto, que nació en lo más duro de la pandemia como un proyecto de ramen a domicilio, está dirigido por dos promesas de la cocina: Cristina Hanhausen y Raymundo Pérez, ambos reconocidos por San Pellegrino Young Chef Academy, una competencia internacional de jóvenes talento. 

La entrada a este speakeasy no es como la de otros que he visitado, no está detrás de un refrigerador ni en un hoyo en una calle poco iluminada, es la puerta de una casa ubicada frente a la Embajada de Israel en México, visible y algunas veces rodeada de seguridad. 

Un pequeño letrero nos indica que estamos en el lugar correcto. Lo primero que veo al entrar es una mesa comunal con unas 20 sillas alrededor (perdón si el dato no es preciso) al aire libre. Me encanta el concepto de compartir la mesa y los alimentos al centro con desconocidos, eso, indudablemente abre la conversación y conecta a la gente (o eso opino). Detrás hay una pequeña barra donde se despachan las bebidas. Y dentro de la construcción de dos pisos, hay mesas pequeñas para cenas, comidas y, próximamente, almuerzos más íntimos. 

A algunos de los asistentes a la cena ya los conocía, con otros fue parte del disfrute platicar de viajes, meditación y creencias holísticas. “Dios los crea y ellos se juntan”, como decimos los mexicanos. Los platos comenzaron a llegar. Ya sé que comencé este texto con la promesa de presentar un restaurante secreto de ramen, pero, también advertí que de la cocina salen más platos, esta vez los de un menú degustación de inspiración oriental, pero con ingredientes de Italia. Sigue leyendo que te explico cómo es eso. 

Esta mezcla de cocinas del mundo no es aleatoria, tiene una razón de ser, y se basa en la experiencia y vivencias de los chefs en otros países. Cristina trabajó dos veces en la Ostería Francescana del reconocido chef Massimo Bottura, en fin, uno de los mejores restaurantes del mundo; mientras que Raymundo fue parte del equipo de Les créations de Narisawa, un restaurante en Tokio con dos estrellas Michelin. 

Esta introducción incrementó la expectativa de probar platos deliciosos, y así fue. Muy al principio, después de un bowl de edamames, llegó el que terminaría siendo mi tiempo favorito, las “Gyozas D’erbetta”,  rellenas de ricotta con pesto y espinacas y salteadas en mantequilla de yuzu. ¿Te imaginas esa combinación? Mientras que el maridaje fue una selección de vino. Destaca, al menos en mis anotaciones, la etiqueta “Piscis”, un caldo mexicano de San Luis Potosí. 

De fuertes, no comimos ramen, pero sí un crudo de kampachi con salsa macha de pepita; kimchi fresco y risotto, cocinado “a la manera” de los chefs, un arroz meloso con machaca y curry rojo. Casi tres horas después de haber iniciado con esta experiencia gastronómica, muy internacional, llegó el postre llamado “Chawanmushi”, un flan cremoso con crema montada de cardamomo, jarabe de sake, nori y avellana. Delicia.

Noches de ramen y domingos de brunch 

A Momiji hay que llegar con reservación. Todos los viernes a partir de las 17:00 son de Ramen Night, con el menú original con el que empezó este proyecto, inspirado en un street food japonés. Además de  gyozas, edamames, shoyu ramen (base salsa soya) y kitakata ramen (picante), entre otros antojos reconfortantes. 

Por otro lado, todos los sábados el menú de Momiji es diferente, con la intención de sorprender a sus comensales en cada visita, pues el concepto de este lugar es crear, experimentar y sacarte de la rutina. 

Los chefs nos adelantaron que próximamente tendrán un menú de brunch, el cual aún no está definido, pero ya hay expectativa, ¿no crees? 

Encuentra  momiji en redes sociales: @momiji_mx.