Para la columna Traveling As de Travel + Leisure, hablamos con viajeros sobre cómo es explorar el mundo desde sus perspectivas únicas. Conversamos con Sandy Hazelip y Ellie Hamby, dos bisabuelas grandiosas y solteras de 82 años, que recorren el mundo juntas con un espíritu positivo e contagioso. Sus aventuras serán documentadas en un libro de Penguin Random House llamado «Happy Place», que se publicará el próximo año.
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Sandy Hazelip: Crecí en Fort Worth, Texas, en una familia muy modesta y me casé cuando tenía casi 20 años con una persona maravillosa. Nuestro hijo desarrolló diabetes cuando era bebé, así que me interesé en aprender sobre medicina. Cuando tenía 34 años le dije a mi esposo que quería ir a la universidad para convertirme en doctora. Desde el primer día, él me animó. Comencé la escuela de medicina cuando tenía 39 años y abrí mi consultorio en 1985.
Luego, en 1999, mi esposo murió. Pero antes de que se enfermara mencionó que deberíamos llevar a nuestros nietos a viajes de misión. Seis meses después de su fallecimiento, un joven médico me dijo que iba a estar el siguiente fin de semana en un taller de misiones médicas en Dallas. Fui y conocí a Ellie Hamby y a su esposo, que eran los directores de la Misión Médica de Zambia. Empecé a participar en la misión y Ellie y yo nos hicimos buenas amigas.
Ellie Hamby: Crecí como una granjera en Oklahoma y viví en un pueblo muy pequeño hasta que terminé la escuela secundaria. Me casé y luego me fui a la universidad. Mi esposo era profesor en la Universidad Cristiana de Abilene. Terminamos yendo a Zambia y vivimos allí durante seis años en los años 80. Cuando regresamos a la universidad, nos pidieron que dirigiéramos una misión médica.
No éramos médicos, pero siempre he estado organizando todo en mi vida. Empezamos a organizar una misión médica a Zambia en los años 90. Es una de las misiones médicas más grandes del mundo, y todavía la estoy dirigiendo. En la clínica atendemos de 2 mil a 3 mil pacientes al día durante seis días a la semana. Sandy ha sido una de las doctoras, yendo cada dos años durante los últimos 20 y tantos años.
Unos cinco años después de que falleciera el esposo de Sandy, mi esposo murió en un accidente de tenis. Sandy me llamó aproximadamente un mes después. Todavía me estaba adaptando a su muerte repentina. Ella dijo: ‘Estoy trasladando mi consultorio a Abilene y no quiero dejar mi hogar en Eastland, así que necesito una cama un par de noches a la semana. Si me das una cama, te llevaré a comer.’
Eso fue hace 19 años. Excepto cuando estamos de viaje, generalmente está en mi casa una o dos noches a la semana. Nos quedábamos despiertas hasta tarde, tomábamos café y empezamos a darnos cuenta de que nos gustaba hacer cosas parecidas. Nuestra amistad se desarrolló a partir de dos terribles tragedias, pero fue algo hermoso porque la tragedia nos golpea a todos. Eso no significa que tu vida se haya acabado. Ambas tuvimos esposos fenomenales. Los amábamos mucho. Pero desarrollamos esta gran amistad.
Nuestra perspectiva de la vida es similar: somos personas muy felices, creemos en la bondad de la humanidad y no tenemos miedo de probar cosas nuevas. Ya había hecho bastantes viajes, habiendo estado en unos 115 países.
Unos tres años después de que Sandy comenzara a quedarse en mi casa, en 2008, hicimos nuestro primer viaje juntas. Fuimos en el Ferrocarril Transiberiano, no en el tren turístico. Fuimos en el tren de segunda clase de la gente común todo el camino.
Hazelip: Nuestro tercer viaje juntas fue en 2011 — estábamos en Siria cuando estalló la guerra.
Hamby: Estábamos durmiendo en una tienda beduina en Palmira, en el desierto sirio. Ya habíamos recorrido toda Siria en autobuses públicos (dos mochileras de 72 años).
El problema era que no había turistas en Palmira y nos dirigíamos a Jordania, pero no habíamos pagado el hotel y no había cajeros automáticos en la ciudad, ni aceptaban tarjetas de crédito. Mohamed, del hotel, nos organizó todo, su madre nos cocinó una maravillosa comida esa noche y él arregló para que fuéramos con un conductor a Damasco, a unas cinco horas de distancia.
Llegamos allí y toda la plaza estaba llena de militares con AK-47. Nuestro conductor se acercó a ellos y debió decir que estas dos mujeres mayores necesitaban sacar dinero de un cajero automático. Bajaron sus armas. Rezamos para que hubiera dinero, y lo hubo. Luego, Mohamed nos dijo que subiéramos a un coche blanco sin marcas al lado de la carretera para llevarnos a Jordania, y así fue. En ese etonces, ya habíamos tenido algunas experiencias salvajes.
Hazelip: Somos lo suficientemente mayores como para recordar la película y el libro «La vuelta al mundo en 80 días,» así que dos o tres años antes de cumplir 80, le dije a Ellie: ‘¿Por qué no damos la vuelta al mundo en 80 días cuando tengamos 80?’
Hamby: Mi primera reacción fue, ‘¿Qué?!’ Aproximadamente 30 segundos después, ‘¿Por qué no?’ Le dijimos a nuestra familia y amigos. Creo que la mayoría de ellos sintieron que nunca sucedería. Es algo bastante desalentador, y no nos dimos cuenta de lo abrumador que era hasta que lo completamos y recibimos todo este reconocimiento.
Usamos la tarifa de Vuelta al Mundo de Oneworld Alliance, que es genial. Tienes que ir a seis continentes y te da 16 segmentos de vuelo. Circunnavegas el mundo en una dirección. Eso lo hizo conveniente y nos ahorró dinero.
Hazelip: Puedes hacer tu propio itinerario, solo tienes que seguir sus reglas. Cuando llegábamos a un país y queríamos ver más cosas, usábamos nuestras millas de aerolíneas y volábamos a esos otros lugares. Ocasionalmente, teníamos que comprar un boleto. Nuestra habitación de hotel promedio durante los 80 días fue de $29 por persona por noche, y eso generalmente incluía desayuno.
Hamby: Nuestra mejor ganga fue $13,50 en el Royal Pyramids Inn en El Cairo. Tuvimos que entrar por un callejón, pero cuando llegamos a la azotea estaban las pirámides. Y luego el espectáculo de luces por la noche lo vimos gratis.
Hazelip: Cuando otras mujeres dicen que les encantaría hacer un viaje con nosotras, lo primero que hago es mirar sus manos. Si tienen las uñas bien cuidadas, probablemente no quieran viajar con nosotras.
Hamby: No tenemos un agente de viajes. Reservamos cada hotel nosotras mismas; reservamos nuestros vuelos, y cuando tenemos un problema, tenemos que resolverlo porque no hay a quién llamar. Y no tenemos hombres que carguen nuestro equipaje.
Hazelip: Originalmente habíamos planeado hacer nuestro viaje de Vuelta al Mundo cuando teníamos 80, pero el COVID lo cerró, así que fuimos cuando teníamos 81, y nuestro tema era…
Hazelip y Hamby: La vuelta al mundo en 80 días a los 81 y aún en marcha.
Hamby: Comenzamos en la Antártida. Es uno de los lugares en el mundo más impresionantes para pisar. Estar allí y hacer un giro de 360 grados, lo que ves es simplemente increíble. La inmensidad de la Antártida, las montañas de hielo, los icebergs, el agua, los pingüinos por todas partes; es increíble.
Hazelip: Luego, estuvimos en el Círculo Polar Ártico. Tuvimos un conductor en Rovaniemi, en la Laponia finlandesa. Un día dijo: ‘¿Hoy les gustaría hacer un paseo en trineo de huskies?’ Pensé que iba a ser un pequeño paseo como en la feria de Texas, así que dijimos que sí.
Hamby: Tenía una manada completa de huskies. Fuimos seis kilómetros a través del bosque, girando en curvas cerradas y sujetándonos por nuestras vidas. Y hacía menos cuatro grados.
Hazelip: Regresamos y dijimos: ‘¡Guau, eso fue divertido!’ Otro día, nos preguntó si queríamos ver la granja de renos. Resulta que era la granja de su familia, donde creció, y pudimos alimentar a los renos.
Hamby: A menudo, Sandy y yo no planeamos. Las cosas simplemente suceden. Realmente confiamos en los lugareños para que nos organicen cosas. En Bali, por ejemplo, conseguimos un conductor por $50 por ocho horas. Cuando veíamos algo que queríamos hacer, podíamos hacerlo. Vimos un letrero que decía ‘Happy Swing,’ así que fuimos hasta ahí. Eran los columpios sobre los arrozales más divertidos.
Hazelip: Al final, hemos dicho que no nos fuimos de vacaciones. Cuando se va de vacaciones, la gente se cansa. Fuimos en una aventura y cada aventura nos preparaba para la siguiente.
Ellie encontró un dicho que me encanta: ‘El mundo es un libro y quien no viaja solo lee una página.’
Una de las maravillas del mundo que habíamos planeado ver era Machu Picchu, pero los disturbios políticos lo cerraron. Ellie y yo somos eternas optimistas. Estábamos seguras de que para cuando llegáramos se habría acabado. Pero tres días antes de nuestro vuelo a Perú, tuvimos que cancelarlo.
Así que, estamos ahora en Sudamérica, con Machu Picchu siendo el último lugar que visitaremos. Estamos teniendo un tiempo maravilloso y nuestro nuevo tema es…
Hazelip y Hamby: Tenemos 82 y no hemos terminado.
Hamby: Estamos en La Paz, Bolivia, a más de 3.600 metros. El otro día subimos al Valle de la Luna y cuando llegamos a la cima un grupo entero de bolivianos aplaudió.
En este viaje pescamos pirañas en el Amazonas. Yo atrapé tres, pero Sandy atrapó la más grande. Nos la comimos esa noche en un estofado de piraña, que estaba bastante bueno. También fuimos a cazar caimanes, y atrapamos dos. Yo nadé con delfines rosados en el Amazonas. No tenemos miedo de aventurarnos.
Hazelip: No tenemos miedo de divertirnos.
Hamby: Además, para su información, entre Sandy y yo, tenemos cuatro rodillas artificiales. Esas cosas nos suceden a todos a medida que envejecemos, y hay que trabajar duro, hacer terapia física y mantener una actitud positiva.
Hazelip: La familia de Ellie está acostumbrada a sus viajes salvajes. Mi familia está tratando de acostumbrarse. Les prometo que les enviaré mensajes de texto todos los días. Les dejo saber que estamos a salvo.
Hamby: En nuestra planificación, hay algunas cosas que nuestros hijos no necesitan saber. No necesitaban saber que íbamos a pescar pirañas, por ejemplo. ¿Por qué decirles y hacer que se asusten? Pueden enterarse después cuando vean las fotos de la piraña que atrapamos.
Seguiremos viajando mientras podamos, y podremos inventar frases. No tenemos uno para 83 y 84, pero para 85, será “Tenemos 85 y seguimos vivas.”
Esperamos poder viajar mientras nuestra salud lo permita. Hasta ahora, estamos bien, pero sabemos que estamos envejeciendo y llegará un momento en que no podremos. No dejamos que la edad determine lo que queremos hacer. Somos viajeras intrépidas, no nos gusta la vida nocturna y no estamos buscando hombres. Solo somos dos mujeres solteras teniendo una aventura.
Hazelip: Todos los días tenemos una aventura maravillosa tras otra.
Hamby: El idioma de Sudamérica ha sido un poco más complicado que la mayoría, pero Sandy y yo decimos que hay un idioma universal, y ese es una sonrisa. Lo usamos una y otra vez.
