
Seguramente el surf olímpico sumó nuevos fanáticos en México, por la presencia de Alan Cleland, el colimense que domó las olas de Tahití y que semanas más tarde se convirtió en el primer mexicano en ganar el US Open de Surf. Lejos de las costas, este deporte puede parecer muy ajeno, sin embargo, en destinos como Los Cabos, su práctica acapara a todos. Y en “The Cape, a Thompson Hotel«, frente al Mar de Cortés, el surf forma parte de una fiesta en la que participan desde reconocidos surfistas internacionales hasta niños de 9 años y quienes se suben a una tabla por primera vez.
Switching Gears es un evento anual, que se celebró este año por cuarta ocasión. Un concepto que invita a los asistentes a salir de su zona de confort. Y que surgió como “un juego” entre tres huéspedes frecuentes, quienes coincidían en ser atletas de alto rendimiento y una mañana decidieron retarse y probar las disciplinas de los otros. Es así como actualmente, durante los días de Switching Gears, que coinciden con el aniversario de la propiedad, quienes comúnmente dominan las olas, usan una bici de montaña y, por otra parte, los que están acostumbrados a estar en el mar, realizan una ruta sobre ruedas o senderismo. Con el fin de divertirse y celebrar la vida.




Talentos nacionales e internacionales como Ana Laura González, Sasha y Angelo Donnanno, Cam McCaul, Blair Conklin, Ivy Miller y Tyler Stanaland formaron parte de esta última edición. Pero también se sumaron a las actividades bartenders, chefs, miembros del equipo del hotel, turistas y medios de comunicación.
Salir de tu zona de confort y disfrutarlo
Cuando me invitaron a participar elegí hacer un hiking, la actividad con la que me sentía más cómoda, pero finalmente el espíritu del festival me incitó a querer probarlo todo. Los organizadores me consiguieron un espacio en las clases de surf. Nos reunimos muy temprano en el lobby del hotel para tomar la Carretera Transpeninsular con rumbo a una playa ideal para principiantes, sin tantas rocas y con un oleaje moderado.
Diferencias entre trekking, montañismo y senderismo y dónde hacer cada uno en México
La práctica inicia en la arena donde se repasan las posturas básicas. Mi ritmo cardíaco se aceleró mientras cargaba la tabla para entrar al mar, pero George, uno de los instructores de Surf in Cabo, me hizo sentir súper segura, como una niña pequeña aprendiendo a andar en bicicleta sin rueditas de apoyo. Cuando logras ponerte de pie en la tabla, aunque sea solo por unos segundos, se siente adrenalina, satisfacción y es súper divertido, pienso en eso y me dan ganas de dejar la computadora e ir al mar, quizá lo haga. Por ahora miro una foto en la que salgo con la cara roja y el cabello enredado, pero muy feliz.
Durante los otros días también me sumé al senderismo; el premio, al llegar a la cima, fue una vista inigualable desde un acantilado en Punta Lobos, con el sonido de las olas rompiendo contra las rocas.
Switching Gears es en cada edición un pretexto para el disfrute en la naturaleza. Sin embargo, no es el único momento del año para domar las olas o pedalear en la montaña, The Cape ofrece un refugio para viajeros a los que les gusta aventurarse en estas experiencias y también con una oferta culinaria y de bienestar.
El hotel está construido de tal forma que todas las habitaciones tienen vista al océano, entre el desierto y el mar. Y desde el lobby y otros puntos de reunión se puede apreciar el arco, uno de los puntos más turísticos de Los Cabos. Mientras que la fachada luce sobria, es un hotel de playa, pero con atención al diseño y a la limpieza en sus detalles arquitectónicos.
El Arco de Los Cabos: ¿cuándo se forma la playa?
Un restaurante con la cocina de Enrique Olvera
Manta, el restaurante supervisado por el chef Enrique Olvera, fue concebido como “una caja negra que se enfoca en las vistas (al mar)”. Su nombre hace alusión a la mantarraya y a un lienzo (o tela) que arropa y que puede servir como base para expresar una obra creativa, mientras su menú celebra las culturas del Pacífico.
Durante la experiencia en Switching Gears pudimos disfrutar de un take over a cargo de Camphor, un bistró francés con una estrella Michelin, ubicado en Los Ángeles. Además de cocteles de Handshake, el speakeasy calificado como el bar número uno en América del Norte por 50 Best Bars.

La cena estuvo compuesta por seis tiempos: atún tonnato; huachinango crudo con un sorbet de manzana; pasta de callo; totoaba con chayote y limón con azafrán; wagyu, langosta… y para finalizar, un postre de durazno y mango. Todos los platos acompañados con vinos de The Wine Co.





Durante la última mañana de festival hubo un brunch con opciones como el rib eye prime con salsa choron, el pollo orgánico rostizado con salsa de cebolla cremosa y el camarón gigante con salsa inji puli, todas recetas de la cocina de Camphor.