El otoño transforma textura, color y silencio en los bosques, convirtiendo cada paseo en un viaje sensorial. En España, con su diversidad de climas y paisajes, hay rincones forestales que destacan por su belleza otoñal. Aquí tienes cinco de los bosques más encantadores para perderte entre hojas doradas, caminos tranquilos y paisajes inolvidables.
Selva de Irati (Navarra)

Ubicada entre el Valle de Aezkoa y el de Salazar, la Selva de Irati es una de las masas forestales de hayas y abetos mejor conservadas de Europa. En otoño, el paisaje se transforma: las hojas de haya adoptan tonos dorados, rojizos y marrones, mezclados con el verde oscuro de los abetos. Pasear por sus rutas —como el sendero de Irabia o las orillas del río Irati— permite experimentar un entorno prácticamente virgen. La vía de acceso es desde Ochagavía si vas desde el valle de Salazar u Orbaitzeta, desde el de Aezkoa, y se recomienda calzado adecuado y llevar abrigo, pues las temperaturas bajan.
Hayedo de la Tejera Negra (Guadalajara)
En la comarca de la Sierra Norte de Guadalajara se encuentra este bosque de hayas —uno de los más al sur de Europa— donde otoño se vive con intensidad. Está integrado dentro del propio Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara. Dos rutas señalizadas, la Senda de Carretas y la Senda del Robledal, permiten caminar entre troncos centenarios y un sotobosque de musgo, acebos y tejos. El contraste entre la luz que filtra y la sombra del hayedo es casi mágico, y la experiencia se complementa con el silencio profundo que transmite el lugar.
Betanzos: la región gallega que tiene mucho más que sus polémicas tortillas
Conviene tener en cuenta que el acceso es limitado y hay que reservar plaza en el aparcamiento del Casarejo, al inicio de la Senda de Carretas. Se puede hacer en la página web de la autonomía de Castilla-La Mancha. Si se va a transitar la Senda del Robledal no hace falta reservar plaza porque los vehículos se dejan en el Centro de Visitantes del Parque Natural.
Parque Natural del Montseny (Barcelona)

A solo una hora de Barcelona, el Parque Natural del Montseny ofrece un bosque de lo más variado: encinares en las zonas bajas, robledales y hayedos en la montaña media. En otoño, los tonos cambian con rapidez y el aire se vuelve fresco, perfecto para una ruta ligera. Una buena propuesta es la que parte de Santa Fe del Montseny hacia la zona del nacimiento del río Tordera o el Turó de l’Home. Ideal para quienes quieren combinar naturaleza sin alejarse demasiado de la ciudad.
Bosque de Muniellos (Asturias)

Dentro del Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, el Bosque de Muniellos es el mayor robledal de España y uno de los más vírgenes del continente. Su acceso está limitado para proteger el entorno, lo que hace que la experiencia sea aún más tranquila y auténtica. En otoño, el cambio de color en los robles —mezclado con helechos, acebos y líquenes— crea una atmósfera de bosque ancestral. Es el destino ideal para quienes buscan silencio y naturaleza en estado puro.
Hayedo en Ordesa (Huesca)

En el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, el Hayedo de Ordesa se encuentra en el interior del valle del mismo nombre, con senderos que cruzan cascadas, puentes de madera y antiguos troncos. En otoño, la luz que entra por la espesura de las hayas lo convierte en un escenario casi de cuento. La Senda de los Cazadores, por ejemplo, permite disfrutar de las vistas mientras el murmullo del agua acompaña el paseo. Es una combinación ideal de montaña, bosque y paisaje glacial.
¿Cuándo visitarlos y qué llevar?
La mejor época para disfrutar de los bosques en todo su esplendor es entre finales de octubre y mediados de noviembre, aunque la altura y la orientación condicionan la tonalidad de las hojas. En cotas más bajas, los colores se ven antes; en zonas alpinas pueden tardar, pero también prolongan el espectáculo.
Lleva calzado de senderismo, una chaqueta cortavientos, agua y algún snack, pues en muchos parajes los servicios son mínimos. Si vas a zonas protegidas como Muniellos, hay que reservar plaza o informarse de los permisos de circulación y aparcamiento. Evita salir demasiado tarde y respeta los senderos para preservar el entorno.








