Gaby Álvarez: el arte de reinventarse bajo el sol
Gaby Alvarez

Por años, el nombre Gaby Álvarez fue sinónimo de sofisticación, eventos memorables y una vida entre bastidores donde las luces del lujo brillan sin deslumbrar. Desde su salto internacional a Miami hasta su nueva etapa entre Europa y Punta del Este, el carismático publicista argentino vuelve a trazar su mapa personal y profesional con una brújula que siempre apunta al sol. “Me hace bien estar cerca del mar, del verano, del calor. Son lugares que me energizan y donde me siento pleno”, confiesa a Forbes, en entrevista exclusiva.

Después de cinco años en Miami, trabajando para algunas de las marcas más exigentes del mundo (la Fórmula 1, el universo Faena -donde sigue trabajando-, la World Polo League, entre otras), Gaby decidió que era momento de expandirse hacia nuevos horizontes. Europa lo esperaba, aunque no como un destino turístico, sino como un escenario natural para su nueva etapa.

Álvarez lleva en la sangre la curiosidad y la capacidad de reinventarse. Durante sus años en Miami, logró posicionarse en tiempo récord como uno de los relacionistas más activos del circuito de lujo, combinando hospitalidad, arte y lifestyle. Pero la inquietud por lo nuevo, esa sensación de “asignatura pendiente”, lo llevó a cruzar el Atlántico.

“Desde que empecé a trabajar en la Fashion Week de Milán me empezó a despertar algo”, cuenta. “Pensé: ¿por qué no pasar un tiempo en Europa? Y este año estuve seis meses allá: Ibiza, Marbella, Milán, Montecarlo… Lugares donde se respira creatividad, donde los proyectos surgen naturalmente”.

La experiencia europea se consolidó con un nuevo desafío: su asociación con App Ibiza, una compañía con más de quince años en el mercado de servicios de lujo. Desde su base en la Marina Botafoch, el argentino se integra a una estructura que combina hospitalidad, lifestyle y experiencias exclusivas. “Me asocié con una empresa que entendió exactamente lo que quiero hacer en este momento de mi vida. Ellos manejan clientes internacionales que llegan a Ibiza cada verano, y yo aporto mi agenda de Nueva York, Los Ángeles, Miami… Es una fusión perfecta”, explica.

Para Gaby, esta nueva etapa no es solo una expansión profesional, sino también una búsqueda de equilibrio. “Me encanta crecer, expandirme, pero todo lo pienso mucho. Soy cauteloso, voy paso a paso. Me gusta viajar, aprender, vivir lo cultural. Por eso elegí hacerlo así, sin prisa, y con propósito.”

La emoción del regreso: Punta del Este, siempre su casa

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A miles de kilómetros de Ibiza, hay un lugar que sigue latiendo en su memoria. Punta del Este o más precisamente, José Ignacio, ese rincón de Uruguay donde Gaby vivió sus años dorados, rodeado de amigos, artistas y marcas que marcaron época. Pero este verano, después de muchos años lejos, el regreso se concreta con un motivo especial: los 20 años de Casa Suaya, el icónico hotel y posada donde él mismo fue protagonista de innumerables historias.

“Volver a Punta del Este para mí es emocionante. Es reencontrarme con muchísimas personas que quiero, con amigos de toda la vida”, dice con una sonrisa. “Casa Suaya cumple 20 años, y ahí viví grandes momentos. Llevé artistas como Charly García, Gloria Gaynor… Era lógico que quisiera estar en esta celebración. Es un lugar maravilloso.”

Este año, Gaby planea una agenda de siete eventos exclusivos en José Ignacio —dos abiertos al público y cinco privados— en los que reunirá a clientes y amigos de todo el mundo. “Voy a hacer comidas, encuentros, experiencias muy cuidadas. No cuento mucho porque no quiero perder la magia del regreso”, dice entre risas. “La magia está intacta, y toda mi experiencia internacional se va a reflejar ahí.”

En su mirada se percibe algo más que nostalgia: es una vuelta al origen, una oportunidad para reconectar con lo esencial. “Entre el disfrute y mi trabajo hay una línea muy delgada”, reflexiona. “Yo disfruto trabajando. Lo mío no es un trabajo, es un estilo de vida.”

A pesar del nuevo capítulo europeo, Gaby no pierde de vista su espíritu explorador. En su radar, Dubái y los Emiratos Árabes aparecen como el próximo destino natural para su marca personal. “Es un mercado de lujo, hospitalidad y comunicación de alto nivel. Siempre estuvieron en mis planes”, reconoce. Pero, fiel a su estilo, no se precipita. “Primero Ibiza, luego Punta del Este… después pensaré en Dubái. Me gusta crecer de forma orgánica. Soy muy de dejar que las cosas se acomoden.”

Su método, aunque intuitivo, tiene detrás una lógica clara: construir relaciones sólidas, cuidar cada detalle y generar confianza. En un mundo donde la imagen lo es todo, Álvarez sigue apostando a lo humano. “Viajo mucho, aprendo, observo. Me inspiran las culturas distintas, los lugares que vibran. Pero siempre con los pies en la tierra.”

En los últimos años, su nombre volvió a resonar entre círculos internacionales del lujo. Su capacidad de conectar mundos —de Buenos Aires a Miami, de Ibiza a Milán— le ha permitido crear un lenguaje propio: una mezcla de elegancia sin artificio, hospitalidad genuina y un carisma que cruza fronteras.

“Un amigo en Marbella me dijo: ‘vos sos un revolucionario’. Y yo le respondí: no, soy un bendecido”, cuenta. “Y es así. Me siento un agradecido por poder hacer lo que amo y seguir creciendo.”