Nos pasamos los últimos meses de 2023 hablando de estrellas sin parar, tras los anuncios de la Guía Michelin en Argentina. Pero como pasa con cualquier noticia, al tiempo nos calmamos. Bueno, aunque sea un poco.
Esta semana retomamos la temática pero por una razón distinta: el arribo de los hermanos Torres a Argentina. Sergio y Javier son gemelos catalanes y propietarios de Cocina Hermanos Torres, un multipremiado restaurante de alta cocina en Barcelona. Su proyecto tiene tres estrellas Michelin -el máximo que se puede recibir- y una extra, verde, que premia los trabajos en sustentabilidad y cuidado del ambiente.
El dueto llega al país para cocinar junto a Iván Azar en Casa Vigil (Bodega El Enemigo) este viernes. Pero antes de tomar un segundo vuelo a Mendoza, hicieron parada técnica en Buenos Aires, para ser homenajeados en una gran fiesta gastronómica.
Y si de celebraciones hablamos, nadie las organiza mejor que el equipo del Four Seasons y su restaurante premiado, Elena, comandado por el gran Juan Gaffuri. En esta ocasión los Torres pudieron relajarse y disfrutar fuera de la cocina, que quedó en manos de grandes chefs argentinos: Dolli Irigoyen, Narda Lepes (Narda Comedor), Iván Azar (Casa Vigil), Mariano Ramón (Gran Dabbang), Nicolás Díaz Rosaenz y Soledad Gamberoni (Elena, Four Seasons Buenos Aires).
La velada empieza argentinísima, con torrontés y empanadas, besos y abrazos entre amigos de la industria. Bodega El Enemigo, de Alejandro Vigil, acompañó la noche y comenzamos con su rendición de nuestra uva blanca de bandera, siempre bienvenida: sutil, elegante, refinada. Las empanadas de Dolli, otra alegría.
Ya en la mesa llega el plato de Narda, una verdadera bomba umami. Un regio bife de tomate, nadando en su agua, coronado con algas, huevas y flores de hinojo. Mágico. Entre paso y paso, los homenajeados catalanes giran entre las mesas, presentándose y hablando con cada uno de los invitados. Es su tercera vez en Argentina, aunque la última visita fue hace muchos años.
Azar sale con un pejerrey encurtido sobre salmorejo y Ramón, con curry de maíz acompañado de chipá mbocá, un homenaje a Gisela Medina y las cocineras del Iberá. Por las copas hubo desfile de blancos: al torrontés (que repetimos un par de veces, inevitablemente) se le sumaron el clásico semillón de Vigil y un chenin blanc sorprendente.
Llega a la mesa otro hit esperado de Dolli, su carpaccio perfecto. El maridaje con blanco corpulento, para algunos una decisión osada, es perfecto y se agradece.
Cuando uno va a Elena, come carne madurada es menester. Díaz Rosaenz lo sabe y para recibir a los Torres jugó una carta especial: Black Angus de pastura, añejado por noventa días. Punto perfecto, sabor intenso y textura soñada. Papas fritas crocantísimas y coliflor asado como acompañamientos.
Con la aparición de la carne el maridaje se pone serio. Dúo de Gran Enemigo Cabernet Franc de Gualtallary. Eso ya es suficiente para quedarse maravillado, pero con las añadas la emoción crece aún más: 2019 y 2013. Sí, los dos años en que la etiqueta obtuvo 100 puntos. Qué privilegio.
Helado de limón quemado y cerveza Chachingo como prepostre, para limpiar las bocas, y cierre con nota dulce: postre Balcarce, otro ícono nacional. Sole Gamberoni maneja las dulzuras con mano maestra y el resultado no empalaga ni un poco.
La noche cierra con café, algunas copas de vino más y aplausos para quienes cocinaron. Los hermanos Torres, felices tras “una noche porteña grabada a fuego”, como comentaron más adelante. Elena y el Four Seasons, felices de ser nuevamente embajada de talentos internacionales.
